lunes, 9 de octubre de 2017

Citas Favoritas: "Una corte de Rosas y Espinas"



"HOLA DRAGONAUTAS!! Hoy les traigo mis citas o frases favoritas de "UNA CORTE DE ROSAS Y ESPINAS". Solo iba a escribir un par, pero quede escribiendo el libro entero. Al que no ha leído el libro, tenga precaución... 

*CONTIENE SPOILERS


“La Mercenaria acarició la suave piel del lobo.
— Una palabra de consejo de una cazadora a otra.
Yo levanté las cejas.
— No te metas demasiado en el bosque. Yo ni siquiera me acercaría al lugar en el que estuviste ayer. Un lobo de este tamaño va a ser el menor de tus problemas. Me llegan más y más historias que afirman que esas cosas atraviesan el muro.
Un río helado bajo por mi columna.”

“… Pero en ese momento, me ensordeció un rugido y mis hermanas gritaron; la nieve entró en la habitación y una forma enorme, furiosa, apareció en el umbral.
Yo no sabía cómo había llegado a mi mano el mango de madera de mi cuchillo de caza. Los primeros momentos fueron un borrón de la furia de una bestia gigante con pelo dorado, los gritos agudos de mis hermanas, el frío desgarrador que entró en cascada en la habitación y la cara de mi padre, golpeada por el terror.”

“— Preferiría no usar vestido.
— ¿Y por qué no? —dijo Lucien con voz suave.
Fue Tamlin el que contestó por mí.
— Porque matarnos es más fácil con pantalones.”

“Cuando se dio cuenta que no iba a contestarle, me mostró los dientes en lo que yo supuse que era un intento de sonrisa y dijo:
—¿Quieres una visita guiada?
—No, gracias —me las arreglé para decir, consciente de cada movimiento incómodo que hacía mi cuerpo mientras lo rodeaba para seguirlo adelante, hacia el jardín.
Él me corto el camino… y estaba tan cerca que tuve retroceder un paso.
—Estuve sentado dentro toda la mañana. Necesito aire. — Y tú eres insignificante que no me molestaría.
—Estoy bien —dije, tratando de alejarme como por casualidad—. ya fuiste demasiado generoso conmigo… —Traté de sonar como si lo sintiera.
Una media sonrisa, no tan agradable; no estaba acostumbrada a que lo rechazaran, de eso no tuve dudas.
—¿Tienes algún problema particular conmigo?
—No — dije con tranquilidad y me fui caminando por la puerta.
Él dejó escapar un ruido despectivo.
—No voy a matarte, Feyre. Yo no rompo mis promesas.”

“Quédate con el alto lord, humana —dijo el suriel—. Es lo único que pude hacer. Vas a estar segura. No interfieras, no vayas a buscar respuestas, no después de hoy, o la sombra que se extiende por Prythian te va a devorar. Él te va a proteger de ella, así que quédate cerca de él y toda va a mejorar.”

“… —Porque no querría morirme sola —dije y me tembló la voz cuando volví a mirar a Tamlin, y me obligué a buscar sus ojos con la vista —. Porque me gustaría que alguien me sostuviese la mano hasta el final y un rato más después. Eso es algo que todo el mundo merece, inmortales y humanos. —Tragué saliva, la garganta tan tensa que me dolía—. Lamento lo que le hice a Andras — dije y las palabras se me estrangularon tanto que no fueron más que un murmullo—. Lamento que hubiera…, que hubiera tanto odio en mi corazón. Ojalá pudiera…, ojalá pudiera deshacer lo que hice… Lo lamento, lo lamento tanto…”

“—¿Te gusta? —repitió él, tenía los labios curvados en una sonrisa.
Después de una respiración dispareja, miré otra vez el bosque.
—Sí.
Él soltó una risita.
—¿Eso es todo? ¿Sí?
—¿Desearías que me arrastrará a tus pies en un gesto de gratitud por traerme hasta aquí, alto lord? 
—Ah, el suriel no te dijo nada importante, ¿verdad?
Esa sonrisa me encendió algo atrevido en el pecho.
—También me dijo que te gusta que te provoquen y que si soy inteligente, tal vez pueda entrenarte con algún premio.
Tamlin levantó la cabeza al cielo y rugió de risa. A pesar de mi misma, solté una risa suave.
—Creo que tal vez esté por morirme de sorpresa —dijo Lucien detrás de mí—. Hiciste una broma, Feyre…”

“Me dolían las uñas clavadas en la palma. Ya fuera que Tamlin los hubiera hipnotizado, ya fuera que los alimentara, yo estaba… borradas de esas vidas. Olvidadas. Eso me había hecho él. Y yo había permitido que él me borrara. Él me había ofrecido pinturas y el espacio y el tiempo necesarios para la práctica; me había mostrado lagunas de luz de estrellas; me había salvado la vida como una especie de caballero salvaje salido de una leyenda y yo me había tragado todo eso como si fueran vino de inmortales…”

“—Nunca, nunca te sientas mal por hacer lo que te da alegría. —Se me acercó un paso, me soltó una de las manos y me colocó la rosa que yo había cortado detrás de lo oreja. No supe nunca cómo había llegado esa rosa a sus manos o cuándo habían desaparecido las espinas.
No pude evitar insistir:
— ¿Por qué… por qué todo esto?
Él se acercó todavía más, tan cerca que tuve que inclinar la cabeza para verlo.
— Por qué me fascina tu alegría humana… la forma en la que experimentas las cosas, en el tiempo que tienes de vida, con tanta profundidad, con tanta intensidad y todo de una vez, eso es…, fascinante. Me atre aunque sé que no debería, aunque trato de no sentirme así.”

“… Di un paso para salir de los brazos de mi salvador y me di vuelta para agradecerle.
De pie frente a mí, estaba el hombre más hermoso que había visto en mi vida.
En el desconocido todo irradiaba gracia, sensualidad y fluidez. Alto fae, sin duda. El pelo negro, corto, brillaba como las plumas de un cuervo, y se destacaba su piel pálida y los ojos tan azules que parecían de color violeta, incluso bajo la luz del fuego. En ese momento brillaban, divertidos, mirándome.”

“Estaba a punto de pasar a su lado cuando él me atrapó, con tanta rapidez que no vi nada hasta que me retuvo contra una pared…
— Te olí —jadeó: el pecho pintado subía y bajaba tan cerca del mío—Te busqué y no estabas ahí.
Olía a magia. Cuando miré dentro de esos ojos, había restos de poder en ellos. Ninguna amabilidad, nada del humor ácido y los retos amables. El Tamlin que yo conocía ya no estaba ahí.
— Suéltame —dije, con la voz más firme que conseguí, pero las
garras me sostenían con firmeza y se hundían en la madera detrás de mis manos. Todavía inundado de magia, estaba medio salvaje en ese momento.
— Me vuelves loco —gruñó y el sonido me tembló en el cuello y sobre
los pechos hasta que me dolieron—. Te busqué y ni estabas ahí. Cuando no te encontré —dijo, poniendo la cara bien junto a la mía hasta que compartimos el mismo aire —, la magia me hizo elegir otra.
Yo no podía escapar. Y no estaba totalmente segura de querer hacerlo…”

“Grité cuando sus dientes se me hundieron en el lugar blando donde el cuello se encuentra con el hombro. No conseguía moverme, no conseguía pensar y mi mundo se redujo a la sensación de esos labios y esos dientes contra la piel. Él no me desgarro la piel, más bien mordía para mantenerme en mi lugar. La fuerza de ese cuerpo contra el mío, lo duro y lo blando, me hacía ver todo en color rojo, me hacía ver relámpagos, me hacían frotar las caderas contra él. Hubiera debido odiarlo, odiarlo por ese ritual estúpido, por la hembra con que había estado esa noche…
La mordida se hizo más suave y la legua me acarició las marcas que había dejado los dientes. Tamlin no se movió, se quedó exactamente en el mismo lugar, besándome el cuello. Un beso intenso, terrible, territorial. El calor me latía entre las piernas y cuando él apretó el cuerpo contra mí, contra todos los puntos que me dolían, se me escapó un gemido…”

“…alguien llegaba, alguien lo suficientemente horrible como para asustarlos…, alguien que quería lastimarme si sabía que estaba ahí.
…unos pasos sonaron en el vestíbulo. Parejos, lerdos, relajados.
Tamlin siguió limpiándose las uñas: a mi lado, Lucien asumió la posición de quien mira por la ventana. Los pasos sonaron con más fuerza, el ruido de unas botas sobre la baldosa de mármol.
Y después, apareció el.
Sin máscara… Él pertenecía a otra corte…
Y peor que eso… yo ya lo conocía. Me había salvado de esos tres inmortales en la Noche de los Fuegos.
Con pasos demasiado llenos de gracia, demasiado felinos, se acercó a lamesa y se detuvo a pocos metros del alto lord. Era exactamente como yo lo recordaba, la ropa refinada, rica, recamada con jirones de noche: una túnica color ébano con brocado de oro y plata, pantalones oscuros y botas negras que le llegaban a las rodillas. Nunca me había atrevido a pintarlo y ahora supe que nunca tendría el valor de hacerlo.
—Alto lord —canturreó el desconocido, inclinando un poquito la cabeza. Sin una reverencia.
Tamlin se quedó sentado. Con la espalda hacía mí, yo no le veía la cara pero la voz de Tamlin estaba atravesada por tonos de violencia cuando dijo:
—¿Qué quieres, Rhysand?
Rhysand sonrió —su belleza rompía corazones— y se llevó una mano al pecho.
—¿Rhysand? Vamos, vamos, Tamlin. ¿Hace cuarenta y nueve años que no te veo y me llamas Rhysand? Solamente mis prisioneros y mis enemigos me llamas así…”

“Una máscara de zorro… Muy apropiada para ti, Lucien.
—Al infierno contigo, Rhys —ladró Lucien.”

“La fuerza completa de ese poder salvaje, implacable del alto lord estaba puesta en mí, en mí solamente… y yo sentí la tormenta contenida por debajo de su piel, tan capaz de arrasar todo lo que yo era, incluso en ese estado de debilidad. Pero confiaba en él. Confiaba en mi capacidad para aguantar ese poder increíble. Podía arrojarle todo lo que era yo y é no retrocedería. 
—Dame todo —dijo jadeando.”

“Te amo —susurró y me besó la frente—. Con espinas y todo.”

“—¿Quieres la verdad, muchacha? —dijo—. Entonces te la diré se lo llevo por la maldición. Ella llamó a todos los altos lores a su corte esta vez…, quería que todos la vieran cuando ella lo quebrara.
—¿Qué es ella…? ¿Y qué maldición? —Una maldición…, una maldición que ella le había echado a la Corte Primavera. Una maldición de la que yo ni siquiera había oído hablar.
—Amarantha es la reina de esta tierra. La alta reina de Prythian…”

“—Has venido a reclamar a Tamlin —dijo Amarantha, y no era una pregunta, sino un desafío—. Bueno, da la casualidad de que estoy aburrida hasta las lágrimas del silencio monótono de este alto lord. Me preocupé cuando él no movió un pelo mientras yo jugaba con la querida Clare, ni siquiera mostró esas garras tan lindas… 
» Pero voy a negociar contigo, humana —dijo, y unas campanas de advertencia sonaron en mi mente. “A menos que tu vida dependa de eso”, había dicho Alis—. Si llevas a cabo tres pruebas que voy a ponerte…, tres tareas para demostrar la profundidad de ese sentido humano de lealtad y amor, Tamlin será tuyo. Deberás pasar tres pequeños desafíos para probar tu dedicación, para probarme a mí y al querido Jurian que tu especie es capaz de sentir amor verdadero, y después podrás llevarte a tu alto lord. —Se volvió hacia Tamlin—. Considéralo un favor de mi parte, alto lord. Estos perros humanos pueden volver loca de lujuria a nuestra especie y dejarnos tan ciegos que perdemos todo el sentido común. Mejor que veas ahora su verdadera naturaleza. 
—También quiero que se rompa la maldición —exigí. Ella levantó la ceja, su sonrisa cada vez más abierta mostraba una hilera de dientes blancos—. Llevo a cabo las tres pruebas y se pone fin a la maldición, y nosotros, toda la corte, nos vamos y permanecemos libres para siempre —añadí. La magia era específica, había dicho Alis…, así era como los había engañado Amarantha. No iba a dejar que me ganara con astucia. 
—Claro está —ronroneó Amarantha—…”

“Hay quienes me buscan toda una vida, pero no nos encontramos, y quienes reciben mi beso y me rechazan, desagradecidos, desdichados. 
A veces, parece que prefiero a los inteligentes, a los bellos, a los altos, pero bendigo a todos los que tienen el coraje de intentarlo. 
En general, cuando actúo, soy de mano suave, dulce, de miel, pero si me desprecian, me convierto en una bestia difícil de vencer. 
Porque, aunque mis golpes, todos, dan siempre en el blanco, cuando mato, lo hago muy muy despacio…”

“Si Amarantha quería verme cazar, yo cazaría…”

“—¿Qué hace esa cosa? —Gimió de nuevo el inmortal de cara verde. Esta vez le contestó una voz profunda, elegante: —Está construyendo una trampa—dijo Rhysand. 
—Pero el middengard… 
—El middengard confía en el olfato —contestó Rhysand, y yo le lancé una mirada especial cuando dirigí la vista al borde de la trinchera y lo descubrí sonriéndome—. Y Feyre acaba de volverse invisible. 
Los ojos de color violeta parpadearon. Le hice un gesto obsceno antes de ponerme a correr directa hacia el gusano. “

“—Déjame ver ese brazo —dijo él con calma.
Yo mantuve el brazo atrás, oculto en las sombras…, aunque fuera solo porque pesaba demasiado para levantarlo. 
—Déjame verlo. —El gruñido le salió de dentro. Sin esperar mi reacción, me tomó del codo y llevó el brazo hacia la luz borrosa de la celda…
Rhysand examinó la herida con una sonrisa en sus labios sensuales. 
—Ah…, eso es maravillosamente espantoso. 
Lo insulté y él se rio en voz baja.
—Semejantes palabras en labios de una dama… 
—Fuera —repetí una vez más en un suspiro.

“—Voy a hacer un trato contigo —dijo él, con voz casual, y me apoyó el brazo con dulzura en el suelo. Cuando mi brazo se encontró con la piedra, tuve que cerrar los ojos y prepararme para el flujo de la luz venenoza—. Voy a curarte el brazo y a cambio te quiero a ti. Dos semanas al mes, dos semanas que yo elegiré; esas dos semanas vivirás conmigo en la Corte Noche. Empezaremos después de este lío de las tres pruebas. 
Abrí los ojos. 

“—¿Qué me hiciste?
Rhysand se puso de pie, se pasó una mano por el pelo corto y negro. 
—Es costumbre en mi corte que los tratos se marquen en la piel, para siempre. 
Me froté el antebrazo y la mano izquierda: los tenía cubiertos de remolinos y espirales de tinta negra. Ni siquiera los dedos estaban limpios, y había un ojo grande tatuado en el centro de la palma. Era un ojo felino y la línea de la pupila me miraba directamente a los ojos. 
—Quiero que me los quites —dije, y él se rio. 
—Ustedes, los humanos, son criaturas sumamente agradecidas, ¿verdad?”

“—El vestido no va a mancharse y tampoco te va a costar moverte —dijo, con la cara muy cerca de la mía. Los dientes estaban demasiado próximos a mi garganta para mi gusto—. Y me voy a acordar del lugar donde yo ponga las manos. Pero si alguien te toca, alguien que no sea yo, digamos cierto alto lord que ama la primavera…, voy a saberlo enseguida. —Me tocó la nariz—. Y, Feyre —agregó con un murmullo dulce—, no me gusta que toqueteen lo que me pertenece. Algo se me congeló en el estómago. 
Él sería mi dueño durante una semana cada mes.”

“No dejes que ella te vea llorar. 
Pon las manos a los costados y levántate. 
Yo no podía. No podía moverme. 
De pie. No le des la satisfacción de verte quebrada. 
Las rodillas y la columna, que no era capaz de dominar del todo, me obligaron a ponerme de pie, y cuando el suelo dejó de moverse, levanté la vista hacia Amarantha con los ojos sin lágrimas. 
Bien —me dijo Rhysand—. Mírala. Sin lágrimas…, espera a estar en la celda. La cara de Amarantha estaba tensa y blanca, los ojos negros, como de ónice, cuando me miró. Le había ganado; yo debería estar muerta. Debería estar aplastada, mi sangre convertida en un charco en el suelo. 
Cuenta hasta diez. No mires a Tamlin. Mírala a ella solamente. 
Lo obedecí. Era lo único que impediría que rompiera en los sollozos que sentía atrapados dentro del pecho, los sollozos que pugnaban por salir. Me obligué a mirar a Amarantha a los ojos. La de ella era una mirada fría y llena de malicia antigua, pero se la sostuve. Conté hasta diez. 
Buena chica. Ahora vete. Gira sobre ti misma…, con los talones, eso. Camina hacia la puerta. Mantén el mentón alto. Deja que todos te abran camino. Un paso y después otro.”

"—¿Sigues llorando? 
Rhysand. 
No me saqué las manos de la cara. El suelo se elevó hacia el techo que bajaba…, pronto no quedaría nada de mí. No había color, no había luz ahí dentro. 
—Acabas de superar la segunda prueba. Las lágrimas son innecesarias. Lloré más y él se rio. Las piedras reverberaron cuando se arrodilló frente a mí y, aunque peleé con fuerza, me cogió con firmeza y me separó las manos de la cara."

“Me aparté, pero sus manos eran como grilletes de metal. No pude hacer nada cuando su boca me tocó la mejilla y lamió una lágrima. Sentí la lengua caliente contra la piel, tan alarmante que no pude moverme mientras él lamía otro arroyo de agua salada, y después otro. Se me tensó todo el cuerpo y al mismo tiempo se me aflojó, y sentí que ardía, sentí escalofríos en las extremidades. Solamente cuando la lengua tocó los bordes húmedos de las pestañas retrocedí. Soltó una risita cuando me alejé tropezando hacia un rincón de la celda. Me sequé la cara y lo miré con furia. 
Él hizo una mueca, sentado contra una pared. 
—Supuse que eso haría que dejaras de llorar. 
—Asqueroso. —Me volví a secar la cara. 
—¿En serio? —Levantó una ceja y señaló en su propia palma el lugar donde estaba el ojo en la mía—. Por debajo de ese orgullo y ese empecinamiento tuyos habría jurado que he detectado algo diferente. Interesante. 

—Eres una estúpida, Feyre. ¿Tienes idea de lo que podría haber pasado si Amarantha os hubiera encontrado a los dos aquí? Tamlin podrá negarse a ser su amante, pero ella lo tiene todo el tiempo a su lado porque conserva la esperanza de quebrar su resistencia…, de dominarlo, como le gusta hacer con los de nuestra especie. —Me quedé callada—. Sois dos estúpidos —murmuró él, con la respiración agitada—. ¿Pensaste que nadie iba a notar que no estabais en la fiesta? Deberías agradecerle al Caldero que los deliciosos hermanos de Lucien no te estuvieran mirando. 
—¿Qué te importa a ti? —ladré, y me apretó con tanta fuerza las muñecas que creí que se me iban a romper los huesos. 
—¿Que qué me importa? —jadeó él, y la rabia retorció sus rasgos. Se le desplegaron en la espalda las alas…, esas alas de gloria, membranosas, fabricadas por las sombras que había detrás de él—. ¿Me estás preguntando a mí qué me importa?

“—Tu última prueba, Feyre —dijo Amarantha con lentitud mientras hacía un gesto hacia los inmortales arrodillados—. Clavarle la daga en el corazón a cada uno de estos infortunados. La miré y abrí la boca con horror. —Son inocentes…, aunque eso no debería importarte —siguió diciendo ella—, porque no te importó el día que mataste al pobre centinela de Tamlin. Y tampoco le importó al querido Jurian cuando asesinó a mi hermana. Pero si es un problema para ti…, bueno, siempre puedes negarte. Claro que a cambio de eso tendré que arrebatarte la vida, pero un trato es un trato, ¿verdad? Según mi opinión, dado tu historial de asesina de nuestra especie, te estoy haciendo un regalo. Negarse y morir. Matar a tres inocentes y vivir. Tres inocentes a cambio de mi futuro. Por mi felicidad. Por Tamlin y su corte y la libertad de una tierra entera.”

“El destino existía…, porque el destino se había asegurado de que yo estuviera ahí escuchando cuando ellos hablaban en privado, porque el destino le había susurrado a Tamlin que la chica fría, empecinada, que él había arrastrado a su mansión sería la que rompería el hechizo, porque el destino me había mantenido con vida solo para llegar a ese punto, solo para ver si yo había estado escuchando. 
Y ahí estaba él…, mi alto lord, mi amado, arrodillado frente a mí. 
—Te amo —dije, y le clavé la daga.”

“—¡Feyre! —rugió alguien. No, no alguien…, Rhysand. Pero Amarantha seguía acercándose…
Rhysand aulló mi nombre de nuevo…, aulló como si yo le importara. Me desmayé, pero ella me hizo recobrar la conciencia para asegurarse de que lo sintiera todo, para asegurarse de que chillara cada vez que me rompiera un hueso. 
—¿Qué eres tú? ¿Qué, más que barro y huesos y carne de gusanos? —siguió Amarantha furiosa—. ¿Qué eres comparada con nuestra especie para creer que eres digna de nosotros?”

“No había acabado de estrellarse contra la pared cuando él la cogió del cuello, y el suelo crujió cuando la aplastó bajo una pata llena de garras. Amarantha pataleó y se sacudió, pero no pudo hacer nada contra el ataque brutal de la bestia en que se había convertido Tamlin. La sangre corrió por el brazo peludo del alto lord en el lugar en que ella le hundió las garras. El attor y los guardias se precipitaron hacia la reina, pero muchos otros inmortales y altos fae, ya sin máscaras, saltaron hacia ellos y los aniquilaron. Amarantha gritó, pateó a Tamlin, le arrojó su magia negra, pero ahora una capa de oro le cubría el pelo de lobo como una segunda piel. Ella no consiguió tocarlo. 
—¡Tam! —gritó Lucien, y su voz se oyó por encima del caos. Una espada cruzó el aire, una estrella fugaz de acero. Tamlin la atrapó con una garra enorme. El alarido de Amarantha se interrumpió bruscamente cuando él le clavó la espada en la cabeza, la atravesó y se hundió en la pared de piedra que había detrás. Y entonces le cerró las garras sobre el cuello y se lo desgarró. El silencio inundó la estancia.”

“Después llegó Rhysand, que llevaba lo que quedaba de mi alma consigo, y descubrí que Tamlin me miraba…, nos miraba. 
—Por lo que ella entregó —dijo Rhysand, y extendió el brazo—, le damos lo que nuestros predecesores otorgaron solamente a unos pocos. —Hizo una pausa—. Ahora estamos en paz —agregó, y yo sentí una pizca de su humor cuando abrió la mano y soltó la semilla de la luz sobre mí.”

“Con ternura, Tamlin me apartó de la cara el pelo enmarañado. Su mano brillaba como el sol naciente, y en el centro de la palma se formó ese brote extraño, intenso. —Te amo —susurró, y me besó mientras me ponía la mano sobre el corazón.”

“—Nunca me dijiste que amabas las alas… y volar. —No, él siempre había hecho que el cambio de forma pareciera…, vulgar, inútil, aburrido. Se encogió de hombros. 
—Todo lo que amo tiene tendencia a desaparecer, a que me lo roben. Muy pocos saben que tengo alas. O que vuelo.”

“—Agradece que tienes tu corazón humano, Feyre. Deberías sentir lástima por los que no sienten nada.”



Dk.

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Ayyy me encantan todas las citas. Tengo bastante pendiente el libro, a ver cuándo lo leo 😂

    Besos :3

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  2. Adoro esta entrada, todas las frases me encantan ♥ Creo que esta saga salen la mayoría de mis frases favoritas :)

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